El crecimiento de las plataformas de fast fashion en México, como Shein, Zara y H&M, ha generado preocupación por su impacto negativo en la industria local, el medio ambiente y la economía nacional. Estas tiendas ofrecen ropa de bajo costo y alta rotación, pero a menudo emplean prácticas insostenibles y poco éticas, además de dificultar la competencia para diseñadores y marcas locales.
En respuesta, el gobierno mexicano ha implementado un alza de impuestos y regulaciones para equilibrar el mercado. Estas medidas incluyen mayores aranceles a productos importados, retención de impuestos como IVA e ISR por parte de plataformas extranjeras, y controles aduaneros más estrictos para evitar la subdeclaración de mercancías. El objetivo es fomentar la competitividad de la moda nacional y reducir la ventaja de las marcas extranjeras.
Este cambio podría beneficiar a la industria local de diversas maneras. Marcas nacionales tendrán una mayor oportunidad de competir en precio y calidad, incentivando el interés por productos hechos en México. Además, se espera un impulso a diseñadores independientes, moda sostenible y la preservación de técnicas artesanales tradicionales. Sin embargo, las marcas locales deben adaptarse para aprovechar esta oportunidad, fortaleciendo su presencia digital y ofreciendo productos de calidad a precios competitivos.
Aunque el fast fashion seguirá siendo popular, estas regulaciones buscan fomentar un consumo más consciente y responsable. A largo plazo, la industria mexicana podría fortalecerse, ganando relevancia a nivel nacional e internacional, mientras los consumidores contribuyen a un mercado más justo y sostenible. Este cambio no será inmediato ni sencillo, pero representa un paso importante hacia el fortalecimiento de la moda local en México.
